Latidos de Nervión.

Son los latidos que desde hace casi cuatro años vengo reflejando en las páginas de SFC-Periódico, y que desde ahora lanzo también en Internet en este recién nacido blog.

Latidos sevillistas que por suerte mis mayores pusieron en mi cuna, y que no tengo ninguna duda en calificarlos como uno de los tesoros más preciados que he recibido en mi vida.

Latidos que subieron al cielo en Eindhoven, en Mónaco, en Glasgow, en Madrid… pero que también de forma acelerada vivió otras tardes como aquella del Carlos Tartiere de Oviedo.

Latidos que se revelaron ante la injusticia en aquel agosto del 95, y latidos que supieron ganar en una asamblea el partido más importante que el Sevilla Fútbol Club ha disputado en toda su historia.

Latidos en blanco y rojo que invitan a toda España a jugar con nosotros porque en Nervión gracias a Dios no existe dueño. Y si alguien alguna vez se lo imaginó… ya saben ustedes el tiempo que nos duró en el palco del Ramón Sánchez Pizjuán.

Latidos que miran hacia delante, pero sin olvidar de donde vienen. Latidos osados pero con los pies en el suelo, latidos atrevidos pero siempre conscientes tanto de lo que somos… como de lo que poco a poco queremos llegar a ser.

Latidos que debaten, exigen y que no callan cuando creen que la crítica nos puede ayudar a crecer aún más. Pero latidos inteligentes que saben ir más allá de una victoria o de una derrota.

En definitiva, latidos que expresan una manera diferente de sentir el fútbol e incluso de entender la vida. Porque nuestros latidos están por encima de alegría o tristezas, de títulos o descensos, de éxitos o de fracasos.

Estos son los LATIDOS DE NERVIÓN. Latidos incomparables a otros latidos y que tú y yo tenemos la gran suerte de saber, de vivir… y de sentir su inigualable significado.

Nacho Mateos.